Los granos de arena de la playa a simple vista parecen ser iguales. Sin embargo, cuando los vemos bajo un microscopio, pierden su similitud. Cada grano es único, bien sea el pedacito de un caracol o una partícula de roca o vidrio. Cada uno de ellos tiene su historia única acerca de cómo llegó a ser lo que es hoy en día.
Lo mismo es cierto para todos los habitantes del mundo. A pesar de nuestras apariencias externas, cada uno es la expresión única de nuestro Creador Maestro. Tenemos nuestra propia historia que compartir.
Como está escrito en el libro La búsqueda: “Dios existe en todo de manera única. El Cristo en cada ser humano es la hebra específica que une a la humanidad en una manta de unidad”.
Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno.—Juan 17:22